lunes, 29 de marzo de 2010

"Yo fuí gordo desde que tengo recuerdos, siempre me aseguré de juntarme con gente gorda, cuando los gordos eran más gordos que yo no era tan gordo como cuando regresaba a la vida normal de indios patarajada mexicanos flacos y carentes de gracia y de dinero.

En realidad era como un clan, una logia, las preguntas fundamentales giraban en torno a los excesos de comida, los kilos aumentados y las hamburguesas más grasosas de la ciudad.

A los flacos los mirábamos con dejos de desprecio, nos burlábamos de las horas que habrían de gastar con nutriólogos y en el insano ejercicio.
Si a alguien de nuestro simpático círculo se le llegaba a ocurrir la idea de enamorarse de una flaca, era inmediatamente expulsado hasta que recuperara la cordura.

Un día se anunció la "cura", los obesos no tendríamos más porqué serlo. Unos laboratorios acababan de perfeccionar una "píldora mágica", sólo tendrías que tomar una en ayunos todos los días y la droga se encargaría de todo lo demás.

Al enterarnos todos sabíamos que debíamos hablar de eso, nadie quería empezar. Alguién tomó fuerzas y comentó "Lo siento amigos, yo ya la estoy tomando". La última sílaba resonó y cayó como balde de agua para todos los que teníamos la convicción de que ser gordo nunca fué un delito.

Poco a poco todos fueron cayendo en la tentación de la mercadotecnia y comenzaban a lucir sus prendas de moda, prendas de flaco.
Fuí quedándome solo poco a poco.
En éste nuevo mundo de flacos, ser gordo es casi un delito, te miran con el mismo desprecio del que ellos fueron víctimas al encontrarse con nuestra logia de gordos.
He comprado la droga, sé que en poco tiempo iré perdiendo grasa, compañera de tantas aventuras, sé que cuando me vuelva a encontrar con mis compañeros ex-gordos nos saludaremos y será una ocasión rara, pues habremos perdido la característica fundamental que nos unía, ya no seremos gordos, estrecharemos las manos y sonreiremos al recordar nuestro pasado añorado de gordos y sabremos que un día nos reímos porque rompimos una silla, o no nos podíamos levantar del sillon.
Seremos parte de esa masa cotidiana de ex-gordos."


/idea tomada de un cuento de Benedetti, pondría cual, pero mi enorme trasero no quiere levantarse de la silla y no lo pienso obligar./

3 comentarios:

  1. jaja, si, me sonó a lo de los asmáticos... pero que ese no es cuento de Cortázar?? Ya se me cuatrapean las historias en la cabeza.
    Pues, bah, seguiré siendo flaca hasta que tenga un hijo...

    ResponderEliminar
  2. La verdad iba a poner que era de Borges, de Cortázar no creo, pero voy a checar y mañana te aviso.

    ResponderEliminar