De la gente y los lugares (Oaxaca parte 2)

Hoy, caminando, pensé: "Un lugar es sólo tan bonito según el dinero que se tenga en el bolsillo". Oaxaca es una ciudad encantadora cuando se viene de turista, cuando se visita la parte que el estado se encarga de que tengas que ver, lamentablemente, cuanto más larga sea la estancia y si se tiene poco dinero, las cosas se empiezan a ver desde una perspectiva diferente.

Oaxaca es, hasta donde sé, el estado con más municipios, en lo que llevo aquí he conocido (o pasado por) más de 10, es curioso que cuando uno va a "la central" se encuentra con que los taxis colectivos tienen todos un nombre, según el municipio de llegada; una vez que agarran sus cinco pasajes emprenden la retirada hacia la carretera a los diferentes destinos de los usuarios. En mi camino a la casa donde me hospedaba, pasaba por "San Agustín de las Juntas", "Ánimas Trujano", "Sta. María Coyotepec", "San Bartolo Coyotepec"  (lugar famoso por el barro negro, beso negro, barro negro) y "Vicente Guerrero", esto en un trayecto de más o menos media hora, todos esos municipios, pobres, como casi el 70% del estado (según una revista que rezaba "En Oaxaca no existe la clase media-alta"), acá o se es rico o se es pobre, no hay medias tintas (por supuesto, esto no es cierto, es sólo una generalización para efectos dramáticos). Quizá por eso hay tanto teporocho.

Los teporochos son un tema aparte y un adorno aparente del entorno fuera del primer cuadro de la ciudad. No pasa un día sin que veas al menos a dos de ellos (eso si sólo sales a la tienda), y no me refiero a gente moderadamente alcoholizada, que esa la hay para aventar como "bolo", no, me refiero a gente tirada en la banqueta a pleno medio día con el sol tostando, gente dormida, orinada y cagada en el cajero de bancomer, un chavo al que no podían despertar para que saliera del taxi, ni entre el taxista y dos policías, gente totalmente dormida arrojada a la parte trasera de la patrulla, uno creería que con eso se despertaría, gente muy parecida a changoleón (yo sigo diciendo que era Fco Toledo) tambaleándose a las 6 de la tarde en plena carretera del pueblo y tantos otros durmiendo, escupiendo, vomitando, orinando o cagando en diferentes plazas de la ciudad o sus alrededores. Me temo que esto se debe a que el mezcal es barato, especialmente en los pueblos donde ellos mismos lo hacen, y pega como patada de mula en los tompiates, ellos no compran mezcal reposado, o licor o añejo, no, el más barato y el que más pegue, probablemente para olvidarse de su pobreza, "A ver si me mata de una vez".

Me parece que la ciudad es como la gente, cuando la conoces y te cae bien te ríes con ella, le festejas sus gracias y toleras sus detallitos, pero una vez que la conoces más a fondo, sus gracias pueden parecerte vicios, sus detallitos se convierten en problemas y afloran sus cualidades negativas, a mí me pasa muy a menudo.

La gente en Oaxaca vive en una severa dicotomía, creo que es el lugar en el cual he visto más fuertemente el síndrome del conquistado, la gente, aparentemente, no se deja, levanta la voz por cualquier motivo y siempre está pensando que "se lo quieren chingar", es desconfiada y soez, PEEERO a la hora de la hora agachan la cabeza y dicen "sí señor", creo que Oaxaca es el lugar ideal para iniciar una revolución fallida, la gente gritará, hará desmadres, tomará las armas, pero jamás será efectiva organizándose y al final desistirá, radicales pero conservadores. Creo que es la razón que con todo y la APPO y todas las acusaciones en su contra, Ulises Ruiz pudo terminar su mandato felizmente, es por eso que la S-22 (como llaman los cuates a la Sección 22 del SNTE) amenazaba con impedir la Guelaguetza y ahora ha reculado, es por eso que esa sección es tan "problemática", pero no tienen una propuesta clara para ejercer una mejor educación, los más "revoltosos", pero también los de los índices de nivel más bajos...
También se vive algo raro a la hora de vender. Normalmente en cualquier ciudad, el mercado es el lugar donde encuentras casi de todo a bajos precios, vas al mercado a surtirte porque es más barato que la tienda y porque así contribuyes con "los de abajo", en lugar de darle tu dinero a las tiendas de supermercado. Aquí, sin embargo, como se ha convertido en una de las atracciones turísticas, el mercado es caro si eres güero o si no tienes el acento local (para lograrlo basta hablar rápido, agudo, y termina la palabra acentuando la penúltima sílaba de la frase una cuarta justa). Leyendo me encontré una nota acerca de la "injusticia" de regatear con los artesanos y vendedores oaxaqueños, "en un supermercado, vas, revisas el precio y compras, nunca regateas", sin embargo, (y con esto no defiendo a las grandes cadenas), en los súper's los precios son iguales para todos, el extranjero se ve obligado a regatear porque sabe que aquí "según el pato la pedrada", yo, por mi parte, ya estoy empezando a reconocer las tendencias precios/calidad y estoy haciendo una lista de dónde y a qué precio consigo las cosas, para que no me vean la cara; con esto, de nuevo el síndrome del conquistado, como eres de otro lado, te lo doy más caro, pero, como sé que tú eres el del dinero, te voy bajando el precio hasta que estés conforme con él...

Si un poco de eso se junta con mi incapacidad para tomar decisiones por querer elegir lo mejor al mejor precio, la cosa se puede convertir en un estrés gigante. Tengo callos en los pies por buscar un lugar para quedarme, pero de eso y de otras cosas escribiré en un par de días, por lo mientras les platico que el estrés y el malhumor se fueron, que estoy rentando un cuarto/depa a una cuadra del lugar que más me gusta de la ciudad y que me siento contento, relajado y estoy armando mi plan para aprovechar los días en conocer y trabajar, que es a lo que vine.

También hablaré del diplomado, pero ahora tengo sueño y he de dormir.